1.20.2008

Palabras rodantes

Cuestión de estadísticas
Fueron 22 dice la crónica.
Diecisiete varones, tres mujeres,
dos niños de miradas aleladas,
setenta y tres disparos, cuatro credos,
tres maldiciones hondas, apagadas,
cuarenta y tres pies con sus zapatos,
cuarenta y cuatro manos desarmadas,
un solo miedo, un odio que crepita,
y un millar de silencios extendiendo
sus vendas sobre el alma mutilada

Hace días supe que el metro había dispuesto unos libros que los usuarios podían tomar prestados para leer durante sus viajes. Como el metro siempre implica afanes y carreras, nunca me había detenido a ver de que se trataba y me sorprendió gratamente darme cuenta de que se puede tomar un libro y devolverlo al finalizar la lectura. Es decir, pueden ser llevados a las casas o a las oficinas, no tienen que ser regresados una vez se abandone el sistema de transporte.

Es muy valioso que existan programas que consideren, ante todo, la buena fe y la honestidad de las personas, y que no intenten primero el control a través de chips, cámaras, registros o señalamientos. El programa se llama Palabras Rodantes, lecturas de ida y vuelta, y uno de los libros que encontré en el dispensador de la estación Floresta es El hilo de los días de Piedad Bonnet, y ese impresionante poema fue el primero que leí al abrir el librito al azar.
También están Porfirio Barba Jacob, Fernando González y Tomás Carrasquilla, todos antioqueños, al igual que Bonnet.

Es de aplaudir que el metro estimule y promueva la lectura, que en sus vagones estén los nombres de nuestros escritores, con fragmentos de sus obras que inviten a la lectura. Es de admirar también que disponga libros, en ediciones de bolsillo para que los tomemos, los leamos, los difrutemos y los devolvamos.

3 comentarios:

Peter Gallego dijo...

Sí, tienes razón. Lo mejor de todo es que no se parte de la premisa de que te los vas a robar sino de que lo vas a devolver.

Otra cosa es que puedas encontrar un libro en el dispensador. ¡¡Yo nunca he encontrado uno!!

Bueno, siempre existe la forma también de prestarlos en las dos bibliotecas de Comfama en las estaciones San Antonio y Acevedo.

Galo dijo...

Buenísimo este programa del Metro, tengo que ir a mirar qué hay disponible. Saludos.

Oyerista dijo...

En Bogotá Libro al viento ha promovido el derecho a la lectura desde 2004, han publicado 3 millones de libros (asi dicen ellos) y aunque el programa se inició en Transmilenio, lo han llevado a múltiples espacios públicos, como plazas de mercado, hospitales, paraderos y parques, entre otros. Por ahora la devolución de los libros no es el tema fundamental, pero hay personas que los retornan y eso es ya una buena noticia.La mejor es que hay quienes los leen y comparten. Que bueno que estas cosas también ocurran en otras partes de Colombia. Ojalá sigan circulando las buenas ideas. Gracias Jenny por contarlas!