5.23.2008

Víctor Raúl Jaramillo

Con un grito recibe ‘Piolín’ al público que busca una dosis de metal. Es noche de concierto y Reencarnación está en escena. En el medio, un tipo bajito y barbado que toca la guitarra, es Víctor Raúl Jaramillo, ‘Piolín’ para los metaleros, uno de los más grandes en Medellín, uno de los que por años le ha inyectado vitalidad a la cultura del metal, uno de los que empezó con el Metal Medallo, hace casi 30 años, y que hoy sigue tocando, componiendo, ensayando y viviendo el metal, porque sabe que esto es de nunca acabar.

Víctor Raúl es poeta, “¿poeta?, poeta a los 80 cuando uno de pronto haya escrito un verso”, dice y ríe, ríe estruendosamente, ríe mucho y muy seguido; sus carcajadas son sonoras, retumban, así como retumba su música, su voz, así como retumba lo que piensa, lo que propone, lo que escribe, lo que canta. Todo eso hace Víctor Raúl, y todo eso tiene resonancia.

A ‘Piolín’ lo reconocen y lo respetan artistas del metal en el país y en el mundo, por su persistencia, por su talento, por su buena música, por su presencia permanente en conciertos y otros eventos en los que el metal es invitado o protagonista. A Víctor Raúl Jaramillo lo reconocen, lo respetan –y lo critican– escritores y lectores que han encontrado en sus poemas y aforismos el desgarrador sentido de la existencia.

Es educador y Doctor en Filosofía, pasó por las universidades de Antioquia, Cooperativa y Bolivariana como estudiante. En la última también fue profesor y se enfrentó a lo que él calificó como un acto de represión medieval: le pidieron firmar un acta de fe para certificar que creía en un dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible… Y su respuesta fue negativa y no tuvo nuevo contrato al siguiente semestre. También fue profesor de la EPA, y algunos lo recuerdan como “un man muy enredado, al que era muy bacano escuchar, así nadie le entendiera nada”.

Ahora da clases en Luis Amigó a los estudiantes de teología, los que estudian a Dios, con mayúscula, los que buscan, por la filosofía, entender las entidades divinas. En ese mismo lugar, medio en chiste, medio en serio, a Víctor le han dicho que podría proclamarse como el papa negro o que podría montar una religión. Y como para él lo importante es la felicidad, “si hay un dios que te hace feliz, bienvenido dios”, sentencia.


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