5.18.2017

#SiMeMatan

Ayer volví a leer la columna de Leila, una en la que hace, ella misma, el trabajo sucio que tendrían que hacer los medios si a ella la mataran. Dice que salía sola a altas horas de la noche, que de su apartamento salían botellas de vino vacías, que no quería casarse ni tener hijos; dice, en suma, que si la matan, pues se lo tenía merecido. Y lo dice porque días antes había aparecido estrangulada Lesvy Berlín Osorio, una mujer de 22 años que no estudiaba, que debía materias, que había estado con el novio y los amigos y que se había drogado y había bebido. Una mezcla ideal para aparecer muerta. Y, sobre todo, la fórmula ideal para justificar un feminicidio. Muchas mujeres lo hicimos, comenzamos a escribir en nuestras redes lo que podrían decir de nosotras si un amanecer cualquiera nos encontraran estranguladas, apuñaladas, empaladas o descuartizadas; si nos encontraran brutalmente asesinadas en un parque cualquiera, en el baño de una discoteca o nuestra propia cama.

La campaña nos horrorizó pero a muchas nos movilizó la palabra, como protesta y como acto de visibilización de esas formas en las que las mujeres aparecemos en los medios de comunicación; cuesta romper el molde de 'puta' o 'santa' y siempre habrá la necesidad de que encajemos en uno de ellos. Despertar compasión por la santa injustamente asesinada; condenar a la puta que se lo buscó. Yo hice mi parte, lo hice en Facebook. Y ayer, cuando volví a leer la columna que Leila escribió el 17 de mayo, me devolví en mi muro para buscar la justificación de mi muerte. Me costó encontrarla, pasan muy rápido las cosas en Facebook. Así que decidí traerla para acá, para que no se me pierda, para tenerla presente. In memoriam.

"Si me matan es porque vivo sola en el centro de la ciudad, bailo con desconocidos, trasnocho los fines de semana e invito hombres a mi casa. Camino por lugares peligrosos, tomo taxis en la calle, salgo sola y tarde y miro feo a los hombres que me dicen vulgaridades".