"Un minuto antes de comenzar se me informó que había dos candidatos molestos con mi presencia y que incluso uno de ellos había planteado la posibilidad de retirarse antes que tener que responder mis preguntas o mirar mis ojos de basilisco. Se decidió con la desidia de Salomón, y mesa, membrete y vaso de agua fueron sacados según la voluntad del interrogado. Pasé sin afanes a la tras escena y gocé de mi vaso de agua sin pagar por él son el sudor frío que implica todo careo.
9.28.2007
Frases célebres
"Un minuto antes de comenzar se me informó que había dos candidatos molestos con mi presencia y que incluso uno de ellos había planteado la posibilidad de retirarse antes que tener que responder mis preguntas o mirar mis ojos de basilisco. Se decidió con la desidia de Salomón, y mesa, membrete y vaso de agua fueron sacados según la voluntad del interrogado. Pasé sin afanes a la tras escena y gocé de mi vaso de agua sin pagar por él son el sudor frío que implica todo careo.
9.26.2007
De justicia, respeto y otros desvaríos
9.11.2007
Más canales no son más opciones
¿Será que un tercer canal privado de televisión abrirá las posibilidades y solucionará el asunto del monopolio mediático en el país?
Repetitivas y monótonas son las quejas que se escuchan respecto a la pobreza en la oferta de los canales nacionales de televisión. Y es que no hay que entrar a hacer un concienzudo análisis de medios para entender que el 70% de la programación está compuesto por telenovelas, eternas noticias que se explayan en deportes y que en farándula se especializan; unos eternos programas de variedades en los que se dedican a compendiar la savia que compone el resto de su programación: las telenovelas.
El canal RCN, uno de nuestros maravillosos canales privados, dice tener una franja para niños, y en medio de esta zampa una telenovela. Y están también los realities, que parecen estar perdiendo terreno para ser reemplazados por más telenovelas y una no tan nueva pero reencauchada modalidad de novela: las series de historias diarias o semanales, en las que los cuerpos, las tangas y el reggaetón conjugan de manera simétrica, livianita, la narrativa que tanto vende.
Y si ha encontrado muchas veces la palabra telenovela, ni es error ni es casualidad. Es el estado actual de la televisión privada colombiana, esa es la oferta que tenemos en Caracol y RCN, los dos canales más vistos y más prestantes del país. Sin embargo, recientemente empezó a discutirse la propuesta de un tercer canal privado. Para muchos, éste representaría la posibilidad de una nueva oferta y más de donde elegir, pero teniendo en cuenta incluso las disposiciones de la Comisión Nacional de Televisión, que dice que dicho canal entrará a competir con los privados ya existentes, no son muchas las luces que se encienden y den visos, ilusiones incluso, de una televisión diferente a la que ya tenemos.
Y para terminar de ennegrecer el panorama, aparecen Caracol y RCN a decir que un nuevo canal va a representar la disminución en la calidad de la televisión ya existente. ¿Calidad? ¿Quiere decir esto que la programación de la televisión privada nacional será peor de lo que ya es? No se sabe entonces que nos puede esperar al sentarnos frente a la pantalla, pues ya los noticieros son lo suficientemente mediocres, las novelas son demasiadas y la programación bastante regular, como para que nos espere algo peor, como sentencian.
Pero hay que recordar también la existencia de una oferta televisiva alterna, que aunque no alcanza a llenar las expectativas de quienes gozan del cable viendo Film and Arts, History Channel y todas las variantes del Discovery, se presenta como una opción interesante. Ahí están, en números elevados y de poca recordación, Teleantioquia, Telemedellín y City TV, que nos presentan dentro de sus programas enfoques diferentes de la ciudad y el ciudadano, permitiendo cercanía e identificación de los televidentes con las realidades circundantes al poner su lente en aspectos que generalmente los canales privados no nos dejan ver.
Después de este panorama, no se avizoran muchas posibilidades de cambio. De la competencia centrarse en atraer publicidad y vender franjas más costosas, la muy regular oferta televisiva se triplicará y tendremos más novelas y más realities y más series morbosas para elegir. Ellos, los empresarios que se quejan porque exista competencia, tendrán menos pauta, pero ese no es un asunto de preocuparse, siempre habrá quien alimente los negocios que no aportan mucho.
Al final del camino, un camino que se recorre en cien canales, siempre será el televidente el que decida su destino. Aunque pegados a la letra que habla de responsabilidad social de los medios, la televisión ideal sería aquella que se diversificara, que pensara en todos los públicos posibles, que nos dejara ver programas de opinión y defensas del televidente y otras propuestas, que si bien unas poquitas tienen, se ofrecen a altas horas de la noche -o madrugada- cuando la audiencia ha reducido considerablemente. Y si los pocos canales con los que contamos en la televisión nacional no se atreven a renovar su mirada de país, de ciudad, para entregar mejores productos a su audiencia, es papel de esa misma audiencia que reclama darle la oportunidad y el apoyo que necesitan las propuestas alternativas que tenemos en Colombia, o bien, apagar el televisor y leer un poco.
9.10.2007
Comprometer la cultura
Tanto hablar y hablar de que el arte sensibiliza, cambia las visiones de muchos, integra, hace un mundo más… feliz. Tanto hablar y hablar y hablar. ¿Cuál es el reto? ¿Cuál la propuesta? ¿Cuál el aporte? No sobraría hacerse la pregunta entonces de a quién realmente hay que sensibilizar para lograr, con el arte y la cultura, pequeños pasos, pequeños avances para una transformación social: formación artística para aquellos que, a duras penas, tienen acceso a la primaria, intervenciones en zonas de desarraigo habitadas por los invisibilizados de la ciudad, visitas de los artistas que a través de ese contacto sensibilicen, inviten a la reflexión y generen propuestas artísticas que de verdad hablen de la ciudad no desde el escenario, el estudio o el caballete, sino desde el suelo mismo. No será el arte o la cultura la que nos salve de la ignorancia, la ceguera y la mediocridad, pero sí será más alto el aporte cuando esto se convierta en un proceso continuo, cuando la ciudad, toda, viva la cultura y encuentre en ella una forma de ser ciudadanos, de ser personas.
por Jenny Giraldo García en LoCultural.com